La campaña Estados Unidos Responde al Sida presentó a un grupo diverso de gente que abordaba un rosario de preguntas sobre el sida. En las preguntas había un entrevistador no identificado para presentar estas conversaciones ficticias, todos con hombres en este caso, que ocurrían por todo Estados Unidos. Los carteles no daban ninguna información concreta sobre prevención o exámenes, sino que exhortaban al diálogo sobre sida entre compañeros para atenuar la vergüenza y la ansiedad asociadas con la enfermedad. De este modo, la campaña combatía al sida atacando primero al miedo.
Este cartel les hablaba a los padres sobre el desafío de hablar con los adolescentes sobre el sida, pero subrayaba que el tema era relevante e importante para los estadounidenses jóvenes.